25 de diciembre de 2010

Me desperté con la ansiedad con la que pasan los días.
Con una terrible sensación sedienta de comprender.
Con mis ojos cansados de trasnochar.
Me levanté, aunque el mareo no se me pasó.
Tenía que irme.
Subí y bajé escaleras buscando algo que no encontré.
Y ahí me vi. Reflejada en el espejo de mi realidad.
Triste y sola en la oscuridad.