8 de octubre de 2014

Descripción aproximada

En uno de tus besos tengo miles de sensaciones. Quizás ahora pueda describirlas.

Veamos... Siento besos en la mejilla dados por diminutas personas tan inocentes como el color blanco. Siento arco iris de ocho colores. El octavo color es, por supuesto, el único, el tuyo.
Siento kilómetros y kilómetros de llanura, montaña y mar, superpuestos y a la vez, casi uno encima del otro.
Siento ocho notas musicales distintas. La octava es, por supuesto, la mía, la que yo tengo adentro de la piel, de la arteria, del cabello, la mirada y también del alma, por qué no.
Lo que siento es una coreografía de tehuelches que no sé si mueven las manos o los pies o todo junto. Y que escuchan una zamba y una samba. Una con z y una con s.
Pero hay algo que siento que es más real que todo esto pero sin embargo es menos fácil de describir; y es que te amo en la lluvia, en el sol y en el ocaso, y te amo menos y te amo más y me gusta enojarte y alegrarte también.

*!@

¿Qué es lo que me enamora?
¿Tus decisiones sumamente egoístas que sólo te hacen sentir bien a vos y que a mi en cambio me clavan dagas en todos los rincones de mi cuerpo?
¿Ese dolor me trae placer? ¿Es un sufrimiento feliz así tan retorcido como suena?
¿Soy una tonta enamorada que sólo dice que sí y aguarda y se guarda y traga cada palabra o insulto que podría decir?

Jugar con la luna

Ella, tan redonda, blanca y brillante. Yo, abajo y pequeña.
¿Qué pasa si me escondo de vos?
Te veo, no te veo. Te veeeeeo, no te veeeeeo. Vos siempre estás
No me canso de mirarte, te miro todo el viaje.
Me acompañás. Vos no te cansás de mi tampoco.
Me vigilás todo el tiempo, ¿por qué? ¿Qué tengo para darte?
Vos tenés mucho para darme a mi

Lejana y conmigo, es una sensación rara.
Me siento hipnotizada y no me siento sola.
Me gusta que estés ahí y que me mires.

4 de octubre de 2014

Emigrar

¿Estás dispuesta a regalar el tomarte un café con leche mientras caminás por Corrientes sabiendo que si te das vuelta vas a ver el Obelisco -y lo hacés, porque te encanta Buenos Aires, y te quedás unos minutos con tu café en la mano, sólo contemplando el anochecer en Corrientes con sus luces, sus teatros y su ya no tan multitudinaria gente? ¿Serías capaz de regalar eso por contemplar algo en otro lado del mundo? El Obelisco, 9 de Julio, la Casa Rosada, el Cabildo, Plaza de Mayo... ¿Te estás despidiendo de ellos y por eso los mirás con un poco más de cariño que antes? ¿Es mirada de melancolía y nostalgia por saberlos lejanos en un futuro cercano?